Dato curioso: El 80% de las personas sufren de lesiones en la espalda y no lo saben. ¡Auch!
¿Eres un@ de ell@s?
He aquí la historia….
Llegas a tu oficina preferida en Querétaro, a Orbita Coworks. Es temprano en la mañana, enciendes tu laptop, saludas a la comunidad en el cowork, dejas tus cosas en el perchero o tu asiento, caminas unos metros al fondo hacia la barra de café y te sirves una taza. Regresas a tu lugar, miras tu teléfono, suspiras mientras organizas tus ideas de lo que hay que hacer… y comienzas.
Todo va bien de inicio, pero al cabo de un rato comienzas a sentir una molestia, en ocasiones es en tu cuello, otras veces en la espalda… te «enderezas» en tu asiento y se alivia… retomas tu actividad, pasa otro rato y vuelve la molestia, te mueves un poco nuevamente, y la molestia vuelve a aliviarse… y repites el mismo patrón así durante tu jornada..
Por qué pasa esto? Te lo explicaré muy sencillamente. Tu cuerpo acaba de hacer algo fascinante: Primeramente, tu cerebro recibió información de tus tejidos mediante un sentido especial que llamaremos «propiocepción», con el cual tus músculos, tendones y articulaciones «le avisan» sobre tu posición y movimientos en un momento determinado… Después, tu cerebro interpreta esa información, y en seguida manda una orden a tus músculos para hacer lo necesario para que tú estés bien..
Pero cómo llega la incomodidad a nuestro cuerpo? Bueno, primero vayamos al extremo y entendamos el dolor. Esta sensación tan desagradable es la respuesta natural del cuerpo ante una lesión presente o la amenaza de sufrirla (sabes de lo que hablo si te has pegado en el dedito del pie en la pata de la cama a mitad de la noche, no necesariamente tienes que romperte el dedito para experimentar ese dolor digno del lenguaje más prosaico y soez).
Ok, entonces ahora sí,
¿Qué onda con la incomodidad simplemente por estar sentados en el trabajo?
Vaya, realmente no estamos haciendo nada muy evidente que pudiera lesionarnos. Entonces por qué nuestro cuerpo nos obliga a cambiar de posición para reacomodarnos o incluso a levantarnos de la silla, aunque sea por unos segundos?
Bueno, debes saber que hay estímulos muy sutiles que se producen cuando mantenemos nuestra posición por un periodo prolongado. Cuando eso sucede, tus tejidos comienzan lentamente a experimentar pequeños cambios, a nivel circulatorio y sensitivo, y otros que por el momento dejaremos para otra ocasión.
Para resumirlo, cuando un tejido se mueve muy poco, al requerir poco consumo de energía (nutrientes), la sangre que llega a esos tejidos disminuye al mínimo suficiente para que no se mueran, pero también favorece la acumulación de sustancias que estimulan primero un dolor de muy baja intensidad (que en ese momento interpretamos como «incomodidad») y posteriormente, si no hacemos algo, lo intensifica.
¿Pasa algo más? En realidad, muchas cosas, pero por ahora sólo mencionaré otro mecanismo que también te protege de lesionarte: los músculos están increíblemente diseñados para mantener nuestro cuerpo estable (si no, pareceríamos muñecos de trapo). Cuando inconscientemente comenzamos a adoptar malas posturas y tus músculos se estiran «un poquito de más», reaccionan CONTRAYÉNDOSE para tensarse y ¡contrarrestar el estiramiento prolongado!. Es en este punto donde podemos iniciar un círculo vicioso en el cual el aumento de tensión limita circulación de esa zona, la cual permite la acumulación de sustancias que estimulan dolor, el cual lleva a más tensión para mantenerte protegido, la cual lleva a más dolor aún, lo cual vuelve a tensar aún más y entonces… Vas identificando el patrón disfuncional que promueves sólo por permanecer un buen rato sentado frente a una pantalla?
Por eso, el cuerpo encuentra la forma de hablar aunque nos neguemos a escucharlo.
Te aconsejo prestar atención, tus músculos te informan, gracias a ellos hemos sobrevivido como especie, gracias a ellos puedes hacer todo lo que te gusta, desde curiosear leyendo esto, manejar tu auto rumbo a tu oficina en Orbita CoWorks y preparar tu café cada mañana, hacer ejercicio o jugar un videojuego, bailar, pintar, pasear a tu perro, ir al cine, brindar y celebrar en los momentos felices, o tomar de la mano y abrazar a otros en los momentos tristes.
Todo, TODO lo que pasa por tu mente sólo puede verse materializado gracias a la acción de tus músculos.
Sólo tienes que escucharlos y disfrutar del regalo que te han hecho: la posibilidad de MOVERTE.
Nos encontraremos nuevamente para seguir entendiendo mejor, pero por ahora es todo, mi querido Fénix.
Ahora sí, renace, extiende tus alas y emprende el vuelo!
Para conocer más sobre este tema checa nuestra entrevista con Javier en ORBITV o conecta con el en Renéixe Fisioterapia & Wellness
– J.O. León, Ft, Esp. Psiconeuroinmunología clínica – Renéixe Fisioterapia & Wellness
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